Cuando aparece un dolor o malestar solemos buscar alternativas que solucionen rápidamente el problema para poder seguir con nuestra rutina. En este caso, la automedicación con un antiinflamatorio o analgésico (o ambos) es la opción más recurrente, pero ¿elegimos el correcto?
¿QUÉ SON LOS ANTIINFLAMATORIOS?
Los antiinflamatorios son los medicamentos cuya función es la de detener o reducir la inflamación de una parte concreta del organismo. Esto suele conllevar una disminución del dolor asociado, produciendo también un efecto analgésico. Por ejemplo, al reducir la inflamación de la garganta, el dolor y malestar también se reducen. Otra función de los antiinflamatorios es la de servir como antitérmicos para combatir la fiebre.
¿QUÉ SON LOS ANALGÉSICOS?
La palabra analgésico tiene su origen en el prefijo griego -an, que significa negación, y en algos, que significa dolor. Así que, como bien indica su origen, son medicamentos que reducen o alivian el dolor, ya sea de cabeza, muscular o de articulación, entre otros. Además, sirven para tratar la fiebre alta porque al igual que los antiinflamatorios son antitérmicos.
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